jueves, 17 de marzo de 2011

Alpha Drone




Alpha Drone - Alpha Drone (2006)
País - Alemania
Dark Ambient/Noise, Black Metal
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Los secretos del Gobi



Citando al sabio chino Chuang, la señora Blavatsky dijo un día: «Las cosas que los hombres saben no pueden ser comparadas de ninguna forma, en cuanto a su núme­ro, con las cosas que les son desconocidas.»
En efecto, comparado con lo que debería ser, el saber humano es muy pobre. Dígase en su favor que en el cosmos y en el microcosmos existen un número tal de enigmas, y el Logos nos deja entrever tantos fenómenos insondables, que no se puede reprochar a nadie que el entendimiento humano permanezca tan alejado de la realidad universal.
La frase del Salmista: «Tu conocimiento, ¡oh Eterno!, es para mí demasiado prodigioso», es la confesión leal del hombre frente a la creación divina. Sin embargo, es un hecho cierto que el conocimiento y el entendimiento hu­manos se dirigen generalmente en una dirección diame-tralmente opuesta a la de las manifestaciones divinas. Por esto, la frase del sabio chino es tan justamente certera.
Este estado de cosas nos lleva a serias consideraciones. El Logos no propaga por el mundo su conocimiento universal de una forma desordenada y sin inteligencia, sino que cada revelación divina tiene como base fundamental una necesidad y una lógica absolutas. Por consiguiente, este conocimiento perdido es una acusación para la hu­manidad, y también la causa de que nos encontremos de vez en cuando ante consecuencias extremadamente desa­gradables y en situaciones realmente confusas.
En estas condiciones, usted puede comprender fácil­mente que, periódicamente, la Escuela Espiritual intente conducir al menos a una parte de la humanidad hacia esta base fundamental de necesidad y de lógica absolutas, con el fin de suscitar una reacción que concuerde con las exigencias divinas. Nosotros le pedimos que considere esta disertación bajo este ángulo.
No tenemos la intención de hablarle del Desierto del Gobi de una forma sensacionalista, sino que nuestra tarea consiste en instruirle sobre los próximos acontecimientos, para que así no se encuentre desprevenido.
Nuestro más profundo anhelo es que usted pueda tes­timoniar con nosotros de los tiempos felices en que nos se­rán -desvelados, no solamente una parte del mundo que ha permanecido hasta nuestros días oculta y desconocida, sino también las actividades y criaturas prodigiosas de la naturaleza original. Ésto nos hará comprender las razo­nes por las cuales somos llamados microcosmos y hasta dónde puede extenderse nuestro conocimiento de Dios y de la naturaleza original .
Para muchos, nuestra época está marcada por el inte­rés que suscitan los acontecimientos sociales, económicos y políticos, al mismo tiempo que, para algunos, solamen­te es el preludio oprimente y turbulento de una revolu­ción cósmica; revolución cósmica que no sólo es realizada desde arriba, sino también desde abajo.
Para comprender todo lo que tiene relación con esto, debemos saber, en primer lugar, en qué consiste aproxi­madamente el secreto del Desierto del Gobi. Esta revela­ción no puede ser vista como una profanación, sino como un signo de la madurez de los tiempos y como una Fama Fraternitatis para todos los que tienen oídos para oír y ojos para ver.
En el corazón del Desierto del Gobi, en Asia Central, se encuentra el centro de la actividad de la Fraternidad Universal en relación con este mundo y su humanidad caída. Desde este lugar parten hacia la humanidad todos los impulsos liberadores. Los demás núcleos del trabajo espiritual, de los que hemos hablado en el transcurso de los años, como los de Australia, de la Gran Pirámide, de las Columnas de Hércules en la vertiente sur del Atlas y del Himalaya, así como otras actividades de la Fraterni­dad - como las que se desarrollan en los dos polos- proceden de este corazón espiritual del mundo, situado en la parte más impenetrable del Gobi, y son dirigidas por él.
El Gobi no es un desierto de arena propiamente di­cho, sino un estéril, monótono e inconmensurable territo­rio de estepas tan desconocido y mucho más impenetra­ble que el Gran Chaco en América del Sur. Pocos viaje­ros han intentado penetrar hasta el corazón del Gobi. Está rodeado por una profunda soledad y un lúgubre es­panto. Existen pocos escritos sobre este territorio y sus se­cretos, ya que la atención cíe los especuladores espiritua­les ha permanecido fijada en lugares más populares de la tierra.
Un trabajo conocido es el que Marco Polo escribió en el siglo XIIIcuando se encontraba en prisión. Marco Polo recorrió, para llegar a China, el viejo camino del té,el cual atraviesa una parte del Gobi. Describe el terror y el respeto religioso que los habitantes de los países limí­trofes sentían por esta región, como consecuencia de las apariciones en masa de espectros que la asedian.
Para el gnóstico, este fenómeno es, no obstante, muy simple. En el Gobi, los éteres planetarios son tan trans­parentes y concentrados que la esfera química y la esfera etérica del mundo físico se interpenetran casi impercepti­blemente, lo que hace posible al sentido ordinario el per­cibir la agitación y los movimientos de la esfera reflecto­ra. Este es el fenómeno que provoca ese miedo mortal por el desierto del Gobi y que asegura a este territorio un perfecto incógnito, rechazando a los no autorizados.
No obstante, el Gobi ha desempeñado un papel im­portante en los antiguos conocimientos universales. Desde el comienzo de los tiempos dialécticos, el corazón de ese territorio ha sido conocido bajo el nombre de «Tierra Santa de los Hijos de Dios». Por lo tanto, cuando la Bi­blia y los Iniciados hablan de la Tierra Santa, en rela­ción con nuestro planeta, no se refieren en absoluto al lu­gar donde los árabes y los israelitas se enfrentaron equi­pados con armas occidentales. .
Todos los impulsos regeneradores metafísicos que, bajo forma de radiación, tocan al mundo, partieron y parten de este corazón, dejando por doquier su huella. Ya se trate de la ingeniosa construcción de la Gran Pirá­mide, de la sabiduría y de la fuerza de los Maniqueos y de los Cataros, o de la misión de la Rosacruz moderna, todo parte de este Manantial único y se explica por él. La sede de la Orden de la Siddha -la Fraternidad Uni­versal- se encuentra en esta Tierra Santa.
Abundantes leyendas fueron tejidas sobre el Gobi, yfragmentos de acontecimientos históricos ya olvidados inspiraron narraciones misteriosas.
La antigua sabiduría nos dice, por ejemplo, que mu­cho tiempo antes de la civilización pre-lemuriana, un gran mar interior se extendía en el lugar donde actual­mente se encuentran lagos salados y desiertos estériles. En el interior de este mar habitaba el «último vestigio» de la raza divina, repartida en doce islas. Estas islas poseían una belleza y un encanto maravillosos. Sus habitantes di­vinos eran llamados «los Hijos de la Voluntad y del Yoga» o los verdaderos «Elohim». Ellos conocían y domi­naban todos los secretos de la naturaleza y estaban en posesión de la Palabra inexpresable, actualmente perdi­da. Ellos son los que conocen los secretos de la naturaleza original y los guardan para los que se hagan dignos de ellos.
Este reino insular existe aún como un oasis en el de­sierto del Gobi. Todos los que conocen la Palabra Secreta lo saben, y todos los que conocen esta Palabra tienen ac­ceso a él. No existe ninguna vía de comunicación ordina­ria con este oasis del Gobi. Este lugar está protegido cui­dadosamente contra los intrusos, tanto por vía terrestre como por vía aérea. No hay más que siete pasajes secre­tos que son llamados, de una forma velada, los siete pasa­jes subterráneos de Shambhala.
Nuestra misión es hablarle de estas cosas y hacerle to­mar conciencia, tanto como sea posible, de la profundi­dad de la sabiduría que la humanidad poseía original­mente. Ya que el tiempo de la revelación ha llegado y nuestra intención, en las tensiones del mundo actual, no es pasar apresuradamente sobre estas cosas sagradas, pues en tal caso serían olvidadas rápidamente.
Hace tiempo fue profetizado que todo lo que estaba escondido sería un día revelado, pero también se dijo que aparecerían muchos falsos profetas. Por ello, hemos sido puestos en guardia para no creer en cualquier espíritu sin antes probar que es de Dios. La Biblia nos previene: «Con esto reconoceréis al espíritu de Dios: todo espíritu que demuestre que Jesucristo ha venido en la carne, es de Dios, y todo espíritu que no lo demuestre, no es de Dios.»
Cuando se produce un gran cambio mundial, todo lo que está escondido acerca de Dios y lo Absoluto es de nuevo manifestado, y la humanidad entera es confronta­da con la vida real absoluta del Reino Inmutable.
Esta revelación no se presenta al principio como un juicio, sino como una llamada a la resurrección, como una mano caritativa tendida para la regeneración. No debe ser vista como una demostración pública, sino com­prendida como un sacrificio de amor inconmensurable para nosotros que estamos en la angustia, casi imposible de soportar por los santos de Dios.
Cuando este sacrificio se cumpla, usted lo podrá reco­nocer solamente como el Espíritu de Dios, si puede ser unido incontestablemente al reconocimiento de que Jesu­cristo, ha venido en la carne. No por la creencia en el acontecimiento histórico de que, hace más o menos 2.000 años, un tal Jesús vino en la carne, sino por la revelación en uno mismo, en la carne y de forma científicamente cierta, de la realización de Jesús y la radiación del Cristo en su fuerza, belleza y realidad perfectas.
Las revelaciones de los tiempos finales que preceden a la gran revolución darán a los hombres una visión ínte­gra de la verdadera vida de la humanidad original. A continuación se producirá un desenmascaramiento impla­cable de todos los especuladores metafísicos, tanto en el mundo religioso y teológico, como en el mundo filosófico, colocando a cada uno, sin excepción, ante una elección definitiva. Por este motivo, el tiempo se aproxima en quepor todas partes se hablará con respeto, con miedo y te­mor, con una cólera furiosa, o con una intensa gratitud, de los siete pasajes de Shambhala.
La revolución cósmica no comprende solamente un proceso de respiración intercósmica, con los cambios geo­lógicos y atmosféricos correspondientes, sino que implica al mismo tiempo un inmenso esfuerzo para la redención de la humanidad.
Después de cada revolución cósmica, la humanidad cae siempre más profundamente en la ilusión de la mate­ria y de la dialéctica. La civilización lemuriana era, des­de nuestro punto de vista, más gloriosa y provista de ma­yores posibilidades que la civilización de los atlantes que la siguió. Lo mismo se puede decir de la atlante con res­pecto a la nuestra: la aria. Y en la próxima era las posi­bilidades serán aún más restringidas por la opacidad cada vez mayor de la materia y del cuerpo racial, lo que tendrá como consecuencia una reducción aún mayor del campo de acción espiritual.Considerando lo que precede, la humanidad actual está colocada ante una fase muy crítica. Por este motivo, la revelación en los tiempos futuros tomará una amplitud jamás alcanzada, a causa de la importancia formidable y urgente del momento. Esta revelación espera ser una base para el renacimiento del mayor número de personas posi­ble. La Fraternidad hace oír, en ese sentido, sus primeras llamadas.
Todos tenemos la obligación de aprender de nuevo la Palabra liberadora perdida y olvidada. Cuando las sa­gradas escrituras de todos los tiempos hablan de la Pala­bra Única de Dios, no se trata de una colección de escritos de mayor o menor valor del que se ha degradado o desfigurado el sentido, sino de la Palabra de Vida única y liberadora, del camino, del método, de la santa ciencia que lleva a la vida universal del Reino Inmutable.
La Fraternidad Universal, espiritualmente llamada «el último vestigio», se expresa en el oasis del Gobi, terri­torio cósmico y atmosférico naturalmente preparado. Us­ted encontrará en la Biblia, y en los libros sagrados de otros pueblos, historias veladas sobre el último vestigio. Los últimos vestigios de las antiguas razas fueron llevados después de que todos los demás hubieron perecido. To­madas literalmente, semejantes expresiones dan siempre lugar a deplorables errores de interpretación.
El «último vestigio» es la apelación mística dada a las entidades elevadas del camino común de toda la humani­dad dialéctica, hasta el camino que conduce a la Vida Original. Los que llegan a tomar parte en «el último ves­tigio» son admitidos en un nuevo círculo de existencia, mientras que los demás siguen la marcha ordinaria de la humanidad dialéctica, con sus aspectos conocidos, hasta el destino común natural.
¡Pueda serles dada a todos la posibilidad de sumergir­se con nosotros en «el abismo del conocimiento univer­sal» y que la revelación de los Hijos de la Sabiduría de la Tierra Santa oculta les haga a todos dirigirse hacia el renacimiento!
Los siete pasajes de Shambhala están ahí, ante usted, ampliamente abiertos; sólo tiene que avanzar. ¡Que la Palabra impronunciable y aún perdida le sea revelada, ahora y por toda la Eternidad!